Si quieres ser algo en la vida haz el mal (pero mantenlo oculto)


Escrito el ('sábado 12 de agosto de 2006 – 17:31 | por Ojuelo

Pues si, después de leer esta noticia, en la que se nos muestra como el señor Cünter Grass, defensor de las minorías, y luchador contra las injusticias, fue partícipe de uno de los crímenes organizados más grandes de la historia, y como ocultando esa participación en las Waffen-SS, se puede llegar incluso a obtener premios como el Príncipe de Asturias de las Letras o el Nobel de Literatura, ¡Aunque no se porque me extraño, cuando haciendo prácticamente lo mismo se puede llegar incluso a Papa! Y claro, luego queda muy bien acabar diciendo que fue por obligación o por ignorancia de la juventud. Pero en fin, como decía ese personaje de la Biblia, quien tenga oídos para oír que oiga, yo sólo pregunto una cosa, ¿Qué actos de la vida de una persona son los que se tienen en cuenta para otorgarle honores a alguien? Porque si el haber formado parte de una organización política, cuyo único fin era el exterminio de una parte de la humanidad, tan sólo porque piense de una forma diferente a la tuya, es decir, si esta forma de ser es la que hace que una persona vaya sumando puntos para en el futuro ser reconocido como alguien eminente, pues ya saben los que dan estos honores, puesto que esta gente a los que primero suelen eliminar son precisamente a los llamados «intelectuales» aunque por lo visto con estos ejemplos, pues parece que el intelecto de los que han promovido a estos a los puestos que ocupan no parece que sea muy elevado, o al menos que sea una cuestión hecha a conciencia, y que todo sea simplemente una cuestión de ir subiendo peldaños en el escalafón, con lo que el intelecto no tendría nada que ver en el asunto, sino más bien la hipocresía, es decir, que se les puede aplicar ése refrán que dice, Dios los cría y ellos se juntan. En fin, lo dejo porque si no este articulillo va a estar más enredado que El Código Da Vinci. Pero eso sí, ante todo los hombres deben ser medidos por sus actos, porque al final tan sólo somos lo que hacemos, a no ser que lo ocultemos y encima nos premien por ello.

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